No nos gusta posar… ¿y ahora qué? (Una guía para parejas reales)
“No nos gusta posar.”
“Salimos raros en las fotos.”
“Somos muy tímidos para una sesión.”
Si alguna vez pensaste algo parecido, este texto es para ti.
Y quiero decirte algo desde ya: no necesitas saber posar para tener buenas fotos.
De hecho, las mejores imágenes no nacen de las instrucciones.
Nacen de la confianza.
¿De verdad es posible tener buenas fotos sin posar?
Sí. Rotundamente sí.
Lo que ocurre es que muchos creen que “fotografía de boda” significa actuar. Sonreír forzadamente. Mirar al horizonte.
Y no.
Al menos, no conmigo.
Mi forma de trabajar no se basa en fórmulas. No espero que imites a nadie.
Lo único que necesito… es que estés. Tal cual.
¿Qué pasa en una sesión si no posas?
Pasa lo que tiene que pasar.
Camináis. Os habláis. Os abrazáis como lo haríais en cualquier otro momento.
Y mientras tanto, yo miro.
Espero.
Y disparo cuando algo real ocurre.
No busco la perfección técnica. Busco la emoción auténtica.
Y eso no se finge. Solo aparece si el espacio es seguro.
¿Y si me siento incómodo al principio?
Es normal. Nos pasa a todos.
Por eso, nunca empiezo disparando a lo loco. Primero hablamos. Nos movemos. Busco que te olvides de la cámara.
Y en cuanto sientas que no estás “haciendo nada”,
es ahí cuando empieza lo bueno.
¿Cuál es el resultado?
Fotos que no parecen fotos.
Imágenes que no son para Instagram, sino para volver a ellas dentro de diez años y decir:
“Así éramos nosotros. Así se sentía.”
Fotos sin trampa ni maquillaje emocional.
Solo ustedes, en su lenguaje propio.
En resumen
Si no te gusta posar, no estás solo.
La mayoría de las parejas que fotografío se siente así… al principio.
Pero no necesito que sepas posar.
Necesito que seas tú.
Y de eso, sabes más que nadie.